Pau Donés
Hará más de veinte años desde que me lo crucé en la terminal internacional de Barajas. Me llamó la atención ver a un grupo de músicos que venían en dirección contraria haciendo uso de las pasarelas mecánicas. Las maletas, bolsas, y algunos instrumentos no dejaban lugar a dudas, y casi en la cercanía de unos metros su larga coleta y sonrisa característica me sacaron de dudas. Entonces pensé en la vida de los músicos, esos a los que tanto admiraba en general; y la proyección de futuro de esta gente, de un grupo como Jarabe de Palo, parecía dibujar horizontes de éxito, lanzamientos, y conciertos sin fin. Ahora la vida se ha encargado de poner el punto a una experiencia que en su caso ha durado 53 años. Es un punto y seguido, lo tengo claro, pero no deja de estremecer la forma en la que una enfermedad puede marcar la pauta de todos nuestros proyectos. Su música, sinceramente, nunca me interesó más allá del tarareo de “la Flaca” tomando cualquier copa en l