Prince. Un año sin él.
© Carlillos Hódar. Magnífico retrato que me regaló mi amigo Carlillos. Vengo de aquella época en la que todos queríamos a Prince. Leyendo el prólogo del excelente libro de Mobeen Azhar , he revivido aquellos momentos que compartí con Prince en el escenario , y he vuelto a darme cuenta de que, en aquellos gloriosos años 80 y 90, el mundo entero se rendía a los pies del genio de Minneapolis. Supo entrar con buen pie en Europa de la mano de Sign o the Times, y aún más especialmente, con la exitosa gira Lovesexy que, aunque no le reportó ganancias, le dio el impulso que necesitaba a este lado del charco. Y así, a ambas orillas del Atlántico, se fue tejiendo una maraña musical donde ya daban igual sus distintos y cuidados looks (cambio obligado para cada nuevo álbum), o la última crónica de sus disputas con las discográficas. Él ya estaba ahí, era el hombre púrpura, y había conseguido su meritorio púlpito en la catedral de la música contemporánea.