Aprender a montar en bici…
Le tocó el turno a Marta. La más pequeña de casa, ya con ocho años recién cumplidos, reclama sus “clases” de bici para aprender a soltarse guardando el equilibrio. Y cómo no, acudió al patoso de su papá que por tradición se ha ido encargando de estos menesteres con los demás hermanos. El caso es que Marta, con unas ganas asombrosas de aprenderlo TODO, no pierde detalle de cualquier sugerencia, y además experimenta la alegría de progresar en cualquier nueva tarea. De modo que, sabiendo yo que contaba con el plus de su gracia innata, vencí la pereza de un domingo por la tarde en el que me apetecía estar tranquilo haciendo cualquier otra cosa… Y tal y como a mí me enseñaron, ahí estuve, sujetando su cuerpecito por la cintura desde la parte trasera al mismo tiempo que ella le daba impulso al pedaleo, todo un clásico vamos… Finalmente, aunque se intuye que aún la cosa no está muy fina (además la bici realmente le queda algo grande…), las ganas y la ilusión hicieron qu