AMALGAMA express

     Siempre he dicho que, si sumásemos las horas que compartimos con los amigos en la etapa adulta, nos sorprenderíamos de lo ridículo de la cifra. No hay más que ver cuántas veces coincidimos con algunos de ellos a lo largo de los años, y aunque es cierto que hay y a conexión y una presencia de vida, el tiempo compartido es siempre escaso. Por eso una celebración, un encuentro, es siempre un acontecimiento importante.    Dentro de estos momentos, un  50 cumpleaños es una ocasión muy especial, tanto, que es frecuente que se celebre por todo lo alto con una fiesta multitudinaria que reúna a familia y amigos, amigos del alma que son los que quedan a esa edad.      Ya hemos tenido por aquí a varios de esos amigos, con o sin cumpleaños, y al margen de mis  homenajes a los bloggers  queridos, por esta sección ya pasó  Carlos ,  Joaquín ,  Dani, Cristian,  y ahora le toca el turno a Ramón (bueno, le venía tocando desde diciembre, pero la vorágine del comienzo de año y el trastoque de ánimos

      La casa ha empezado a arder. Europa ha sido atacada y ya hay un vecino gravemente herido. La escalada tiene vórtices de posible crecimiento a las que nadie de momento se atreve a poner límites. Esto no es el Covid. Aquí el enemigo no es parte de esa naturaleza caprichosa que a veces manifiesta sus leyes, siempre constantes, pero que no obedecen a una voluntad endiablada; aquí el enemigo es el ansia de poder, el ego desmedido que trata de disfrazar complejos narcisistas con mentiras que huelen a destrucción y muerte.       Las horas parecen semanas y pasan mucho más lentas que las noticias que vienen. Las peticiones de paz se suceden como siempre ha sido, en este y en todos los conflictos. Los más valientes plantan cara a los encubridores y son arrestados y entregados a un futuro tenebroso. Los que pueden hacer algo temen, con razón, una escalada que desemboque en conflicto nuclear, de modo que... ¿quién le pone el cascabel al gato?      Y mientras tanto voy encontrando respuestas