ENRIQUE SIERRA: Homenaje al alma de Radio Futura.

  
   

     Ayer se cumplió un año de la muerte de Enrique Sierra. Guitarrista sin parangón, supo guiar a Radio Futura por lineas maestras que trazaron la mejor carta de presentación de este grupo surgido de la movida madrileña.
     Pocos supieron de su enfermedad, acallada adrede, o simplemente velada por la estela brillante de los hermanos Auserón; de alguna forma, ellos, especialmente Santiago, fueron la imagen más conocida del grupo, sin que haya trascendido la importancia que tuvo Enrique en el desarrollo de la carrera de Radio Futura.
     Vivimos en un país en el que se nos da muy bien hacer juicios temerarios, rápidos, y el apelativo fácil para Enrique, demacrado por una enfermedad arrastrada desde la juventud, era "drogata", cuando realmente era un tío con costumbres sanas (no se podía permitir tontear con nada), al igual que el resto de miembros del grupo. 

    Sobre lo que fue y significó para sus compañeros, y como referencia ejemplar en el mundo del rock, qué mejor que transcribir las palabras que Santiago Auserón nos dejó en su facebook a los pocos días de su pérdida:

Todavía estoy hecho polvo y sin muchas ganas de hablar, pero quiero daros las gracias por tantas muestras de afecto sincero. No he tenido valor para hacer declaraciones o para escribir en otra parte. Siento que este es el lugar adecuado para compartir dos o tres cosas que me parecen importantes.

Enrique Sierra fue el espíritu central, el magma de Radio Futura, a lo largo de todas sus formaciones. Los demás tirábamos para un lado o para otro, discutíamos a menudo, perdíamos la cabeza, mientras él permanecía tranquilo, elegante, educado, soltando en su momento la frase justa que nos ayudaba a ver más claro.

Sin su sentido de la sonoridad eléctrica, Radio Futura nunca habría cuajado. Su relación con la guitarra era muy particular. Nunca le preocupó hacer escalas, ensayaba lo que había que tocar y punto. Su forma de pegarse el instrumento al cuerpo, de poner las manos sobre la madera, los dedos sobre las cuerdas, hacía que la electricidad le saliese como de dentro. Llenaba el espacio con un sonido depurado y listo para ser compartido de inmediato.

Eso fue lo primero que me fascinó del local de ensayo, lo que me hizo desear ser parte de un grupo, más que cantar o salir en las fotos. Formar parte del sonido eléctrico. Sin dar lecciones, provocando nuestro mimetismo instintivo, de la forma más natural del mundo, Enrique nos enseñó cómo sacar sonido de los instrumentos, nos proporcionó un espacio para imaginar cosas, la posibilidad de decir algo auténtico.

Sin cuentos y al desnudo, fue para nosotros el catalizador del sonido eléctrico de Madrid. Tocar a su lado te contagiaba, te permitía sumarte a la corriente de la ciudad. Ejercía de madrileño con una especie de señorío llano, sin necesidad de aparentar casticismo. Su humor fino e inteligente nos hizo desear ser también hijos del Foro.

Le gustaba convertir en fantasía la cruda realidad. Le daba por vestirse de verde de los pies a la cabeza como paraquitarle dramatismo a la fatalidad de ser hombre. No pretendía darse importancia por ello, era consciente de que, en el mejor y aun en el peor­ de los casos, la vida es un juego que hay que jugar.

Estuvo acostumbrado a morir desde muy pronto. La primera crisis de su enfermedad, en el local de ensayo, fue en el año ochenta y uno. Hubo otras en el escenario, en el estudio. Nosotros nos acostumbramos a que sobreviviese como un león, soportando penalidades con una voluntad de hierro, casi sin perder el humor, salvo frente a la brutalidad ocasional de algún médico o asistente sanitario. Lo dejábamos en el hospital y aparecía por su cuenta en el siguiente concierto.

No nos hemos visto mucho durante los últimos años, pero sabía que estaba ahí. Confiaba a ciegas en su amistad. La sensación que me ha producido su muerte, muchas veces temida, es como si hubiera metido los dedos en un enchufe, sin guitarra ni ampli de por medio. Todavía no he conseguido sacarlos.

     Lo recordamos ahora, flamante con su guitarra, mientras ensaya sus mejores punteos allá arriba...

   A CARA O CRUZ



Comentarios

  1. Hermoso homenaje y detalle , una vez pasado el día fatídico a menudo queda en el olvido. Yo ya le dedique una reseña el día fatal , uff que rápido pasa una año.

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  2. Gracias por tu comentario, me paso ahora mismo por tu blog a ver la reseña de entonces. Saludos!!

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  3. Muy lindo homenaje, la verdad que es muy triste que enrique se aya ido,pero en su estadia por esta vida dejo muchas cosas por las que siempre lo vamos a recordar,como musico y como persona...desde que era un chaval escuchaba radio futura y siempre fue una banda que me agrado, Enrique siempre estara presente. Saludos. Sergio Rotman de Argentina

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    Respuestas
    1. Gracias Sergio, por pasarte por aquí y por comentar. Espero volver a verte más adelante ...
      Efectivamente, como dices, Enrique siempre estará presente. Gracias de nuevo!

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