Maradona: El dios del fútbol, hombre de carne y hueso.
Recuerdo haber oído hablar de Maradona casi desde siempre. De pequeño observaba a mi padre y mi tío hablar sobre este tipo que parecía hacer lo que quería con el balón. Debía ser sobre todo en torno al mundial del 82, el cual supuso todo un acontecimiento al disputarse en nuestro país, con la expectativa que generaba recibir a lo mejor del fúlbol mundial.
Los telediarios se llenaban de imágenes y resúmenes de los partidos transcurridos, y aunque aquel no pudo ser el mundial de Argentina, sin duda Diego daba motivo para hablar por su indiscutible calidad y, sobre todo, por la expectación generalizada de que lo mejor con él aún estaba por llegar.
Su inmediato paso por Barcelona trajo sin duda memorables goles y jugadas, consiguiendo incluso una recordada ovación por parte del Real Madrid en un épico gol marcado ante las atónitas gradas del Santiago Bernabeu. Las temporadas con el equipo azulgrana, sin llegar a lucir al cien por cien debido a distintas contrariedades (lesiones, enfermedades y expulsiones), comenzaron a dejar entrever una complicada vida privada que acabaría también llenando portadas...
Pero aún quedaba su paso por Nápoles, el triunfo argentino en el mundial del 86, y entre partido y partido, jugadas imposibles y goles de récord. Siempre recordaré así a Diego, como autor de genialidades que hacía las delicias de propios y extraños del bonito deporte del fútbol.
Hoy Diego ha sucumbido ante la parca implacable. Se decía que su estado de ánimo, también sujeto a miles de vaivenes en su ajetreada vida, ha podido ser un desencadenante fatal en su proceso de recuperación tras una reciente intervención quirúrgica. Demasiadas ausencias tal vez, un más que posible desencanto con su situación personal, han podido retirar las necesarias energías cuando su cuerpo maltrecho se enfrentaba a una dura recuperación.
Especular ahora, en cualquier caso, es lo de menos. Lo de más, es tomar un tiempo para recordar hazañas únicas, para congratularnos de haberlo tenido como contemporáneo, para soñar con esas jugadas que no pudieron tener a otro protagonista más que a él.
Me uno entonces al sentimiento de ese pueblo tan querido para mí, y como no, en particular a mis amigos argentinos. Descanse en paz, Diego.
Descanse en paz.
ResponderEliminarY, sí, quedémonos con esos instantes mágicos que supo brindarnos.
Abrazos desde este Norte lluvioso.
Claro que sí, realmente tuvo magia en sus botas, y regaló emoción a raudales a tantos!! Abrazo Zarza!!
EliminarGracias por el recuerdo para con alguine que es tanto para nosotros. Es que no es solo fútbol, era mucho mas que eso, casi un representante nacional de todo lo bueno y lo malo que tenemos.
ResponderEliminarNo se murió una persona, se murieron 50 o 60 en conjunto con él para nosotros. Abrazo grande...
Claro, con él se murió una parte muy grande de la propia idiosincrasia argentina, pero creo que aún se hizo más grande la leyenda. Abrazo!!!!
EliminarHola Manolo!!
ResponderEliminarSe nos fue una persona que marco con su vida la nuestra, verlo jugar era increible, por suerte hay miles de video que se puede comprobar lo talentoso que era jugando al futbol. Era un ser humano con defectos y virtudes; pero para muchos el mejor jugador de todos los tiempos.
Gracias me encanto tu homenaje y como conociste a Maradona de chico.
Un fuerte abrazo.
Defectos todos tenemos, no me gusta juzgar y los excesos siempre son más visibles en personas con tanta exposición a los medios... pero regaló mucho y hay que quedarse con lo bueno. Gracias por pasar Gra!
EliminarNo se si viste lo que le pasó a Valdano mientras transmitía en vivo en la TV española.
ResponderEliminarEso sentimos.
No me voy a cansar nunca de ver sus jugadas
Abrazo grande hermano Manolo.
uff, acabo de verlo al leer tu comentario. Me he emocionado, la verdad es que soy un blandengue de lágrima floja, pero me encanta ver el cariño que puede despertar una persona que, al mismo tiempo, también ha sido protagonista de momentos poco lúcidos. Pero es que todos estamos hechos de barro, y hay que saber ver el brillo, la luz... y de eso nos dejó mucho. Me encantan esas muestras de cariño. Fuerte abrazo hermano.
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