Profesiones con corazón: Sergio, tatuador (Zoo Ink Tatoo)

     La excusa fue hacernos un tatuaje, y de paso conocer a Eric y a Yasmina, pero además se brindaba la oportunidad de echar un precioso día en un paraje tan especial como Córdoba, y no lo íbamos a dejar pasar…

    Cuando la gente se une en torno a una pasión, surgen las combinaciones más variopintas y también las amistades más interesantes, porque precisamente gente de muy distintos modos de ser se une en torno a, tal vez, un solo elemento en común. En nuestro caso el nexo de unión fue nuestra pequeña familia de “Mustangueros”, en la que vienen siendo frecuentes las quedadas y pequeños viajes a lomos del célebre Ford Mustang. Y así, caímos juntos unos cuantos amiguetes que comparten algunas afinidades, pero procedentes de distintos entornos y, cada uno, con sus circunstancias laborales y personales. En uno de los habituales chateos del grupo, mucho después de la última reunión (demasiado lejos ya por cierto…), surgió la idea del tatuaje y salida hacia Córdoba, y allí nos plantamos aprovechando el pasado puente de “los santos“, solo que en esta ocasión no fue una salida de grupo, sino que fuimos mi mujer y yo en solitario quienes nos dimos la escapada.

Con nuestros queridos Mustangueros…

ZOO INK TATOO: LA EXPERIENCIA.

     Llegamos hacia el mediodía a la zona céntrica y allí nos esperaba Sergio, uno de los miembros de “Mustangueros” y nuestro anfitrión en este caso. Con las indicaciones precisas llegamos a la puerta de su flamante estudio de tatuaje, Zoo ink Tatoo, el cual nos fascinó por el diseño y espacio interior, la idoneidad de los compartimentos de trabajo, y el sorprendente acuario de la entrada, custodiado por un grupo de hambrientas y curiosas pirañas. El lugar se encumbra como un prestigioso espacio dedicado a una de las actividades más bonitas y de moda en la actualidad, donde Sergio destaca por la calidad de sus diseños y acabados; y aunque en este caso nuestra idea era bien sencilla, rápidamente nos aconsejo la tipografía adecuada y el mejor lugar para tatuar.

     La experiencia con el tatuaje fue alucinante. Tras unos minutos deliberando sobre el tipo de letra y tamaño, en breve Sergio se puso manos a la obra. Se trataba de un simple “13 y 9”, una fecha especial para nosotros, sobre todo en este año en el que celebramos bodas de plata, pero a pesar de la aparente sencillez, nos sorprendió su rapidez y la destreza con la máquina, pues a diferencia de otros tatuajes, no sentimos nada de molestia y en apenas media hora ambos trabajos estaban listos.

    En tan breve intervalo, al menos me dio tiempo a sacar algunas fotos de esos momentos que se repiten como un patrón con todos los clientes: los preparativos de la maquinaria, la elección de la zona a tatuar y su limpieza, la representación del motivo que se quiere plasmar...  Y luego, una vez que todo comienza, el tatuador se sumerge en su tarea de artesano al tiempo que mantiene intacta la capacidad para intercambiar impresiones con el cliente, algo en muchas ocasiones necesario (especialmente si el tatuaje requier un largo tiempo de elaboración). Pensemos en las molestias que a veces pueda suponer el proceso, o en el estado de nervios que pueda presentar tanta variedad de sujetos, desde los que se tatúan por primera vez, hasta aquellos que realmente disfrutan de la experiencia.

     La perfección de trazado, el detalle y la complejidad de muchos de los tatuajes que se realizan en Zoo Ink Tatoo hacen que nuestro pequeño encargo parezca un simple dibujo, de hecho os recomiendo que os paséis por la web que os he enlazado al comienzo de la entrada; allí disfrutaréis de los muchos e increíbles tatuajes, encumbrados sin duda a lo más alto del panorama nacional. De hecho, son frecuentes las visitas de tatuadores de muy alto nivel que se desplazan a Zoo Ink para llevar a cano interesantes colaboraciones.

     En fin, el caso es que entre la emoción por tatuarnos y la destreza de Sergio, el tiempo pasó veloz, y en un plis plis estábamos listos para ir a comer a una de las zonas de moda del casco viejo de Córdoba, donde nos esperaba Yasmina, su mujer, todo un encanto con quien pudimos compartir la más agradable sobremesa. Ya habíamos hablado bastante de la profesión de tatuador y ahora tocaba conocer la faceta familiar de tan agradable pareja.

ALMUERZO Y PASEO A ORILLAS DEL GUADALQUIVIR…

     El local elegido para la ocasión, llamado La Taberna del Río, nos sorprendió con un indispensable salmorejo y unas deliciosas berenjenas con queso, además de otras exquisiteces que nuestros anfitriones eligieron. La luz suave en aquella tarde nublada proporcionaba una agradable temperatura que el cuerpo agradecía, y que unido al frescor de la cerveza permitían olvidar las calurosas semanas que nos había deparado el mes de octubre. Al cabo de un rato Sergio recogió de la guardería al pequeño Eric, que se unió encantado al festín, y así fuimos alargando la charla y disfrutando de la compañía de esta encantadora familia. 

De izquierda a derecha, Asun (mi mujer), Jazmina, Sergio y un servidor.

      El reloj sin embargo comenzó a marcar el horizonte de regreso a casa, y tras despedirnos de Yasmina y Eric, Sergio se ofreció a brindarnos un improvisado tour por el casco histórico de tan bella ciudad, algo que agradecimos enormemente  y que me posibilitó seguir sacando partido a la Fuji; y así, sin apenas darnos cuenta, nos encontramos caminando a orillas del Guadalquivir en dirección al Puente Romano.

Plaza de la Cruz del Rastro.

        La llegada a la Mezquita-Catedral supuso el punto de inflexión en el paseo, y ya de vuelta a la zona donde habíamos aparcado, aún tuvimos la oportunidad de pasar por la curiosa calle del pañuelo, y la calle de las flores, dos puntos singulares que Sergio tuvo la delicadeza de mostrarnos. Toda una delicia de paseo por un entorno que en ocasiones nos recordaba a nuestra Granada natal, pero con sus distintivos particulares y únicos.

A orillas del Guadalquivir…

Una de las puertas de la Mezquita.

Vista lateral de la Mezquita con la torre de la Catedral.

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Preciosa muestra de la arquitectura nazarí.

Calle de las flores.

Calle del pañuelo.

Detalle decorativo en una puerta.

     Y así llegamos al final de la tarde, a tiempo de arrancar motores y salir zumbando de vuelta a casa. Con la sonrisa bien puesta, con el agradecimiento sincero a nuestros anfitriones… y flipando con nuestro tatuaje recién hecho. Gracias Sergio, gracias Yasmina. Os debemos una…