Clint Eastwood en “Mula” (spoiler incluído).

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     El viejo Earl siguió plantando flores. No había hecho otra cosa en los últimos 70 años, decía que la belleza de un solo día justifica el trabajo de muchos meses; pero ahora era distinto. 
     Escogió pasar sus últimos años en prisión; entendió por fin el sentido de las palabras “justicia” y “reparación”. Necesitaba pasar por su purgatorio particular; el anhelo de paz ganó por fin el pulso a la soberbia, y aunque tarde, pudo llegar a la cita del reencuentro y el perdón de los suyos. 

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     Eastwood lo ha vuelto a hacer. Ha tomado una historia un tanto banal (aunque tomada de la realidad), para narrar una conversión personal. Valiéndose de una trama policíaca con tintes de “Breaking Bad”, el genial actor y director nos brinda un remake del más clásico drama interior: el que enfrenta las pasiones y debilidades con el deber y la capacidad de renuncia (es decir, “ego” versus “amor”).

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     El look del Clint más viejo aún nos recuerda la fantástica percha que lució este gigante de la pantalla, y aunque el doblaje actual nunca llegará al nivel de aquel que nos conquistó hace años, su presencia escénica sigue estando a la altura de los grandes. Y tanto nos encandila con este papel, que nos lleva a un cierto engaño: a todos nos cayó bien este viejete bacilón, pero con su familia había sido un cabroncete de primera.

     También lo bordan los actores secundarios, donde me gustó especialmente un Andy García en plena forma interpretando a un capo de la droga algo más blando que el estereotipo habitual (no se puede mostrar debilidad en ese mundo...). Bradley Cooper está muy correcto aunque con un papel tal vez más previsible, y también trabaja de maravilla la oscarizada Dianne Wiest; el broche lo pone Alison Eastwood en el papel de hija (al pelo ¿no?).

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      ¿Y qué decir de Eastwood tras la cámara? Tan sólo un dato. Dicen sus actores que, como director, es de lo mejorcito. Al contrario que mi amado Kubrick, Clint no necesita sesiones interminables con decenas de tomas para cada escena, sino que tiene suficiente con una o dos. Esto denota seguridad y capacidad de obtener lo que quiere, con una limpieza de planos de total maestría (y lo dice alquien al que le quedan por ver una buena parte de sus últimos trabajos).
     En fin, esta ha sido la mejor manera de reencontrarme con este querido tipo duro que tanto me hizo vibrar en su día con el papel de Harry el sucio. Me he perdido muchas de sus últimas en estos años de tanto cine infantil en casa. Iremos saldando la deuda con este gigante, tal vez el último representante del cine clásico americano que ya se despide (¿otra vez?), de la cámara. Aplaudan...


Comentarios

  1. Querido Manolo, si viene con spoiler paso después de ver la película.
    Se agradece que hayas preavisado

    Abrazo grande!!

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    Respuestas
    1. Jajaj!!! Eso es lo ideal, desde luego!! Fuerte abrazo amigo!!!!!

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