Amaneceres...

     Siempre me gustaron las puestas de sol. El encuentro del astro rey con el horizonte es siempre diferente, y los matices que añade la climatología y el propio lugar hacen de ello algo muy especial. Sin embargo, en mi pasión por fotografiarlo todo, también empezaron a llegar increíbles amaneceres. 

      A diferencia de los anteriores, el amanecer siempre evoca el comienzo de una jornada: el partir de cero en un día que puede deparar maravillas, aun cuando esté revestido de todo lo cotidiano. La mañana se presenta como el momento de mayor frescura, con un cuerpo descansado que se asoma al devenir de las horas con toda la psique puesta en ello. Las mañanas, tan deseadas como una vida interminable, comienzan siempre con un amanecer, y este amanecer puede ser, si así nos lo proponemos, la hoja de ruta del resto de nuestra vida...

      Y  así, tras un comienzo de año un poco holgazán en lo que a Blogger se refiere, cojo el timón con ganas, cargándome de ilusión en esta primavera que promete ser intensa. Amaneceres no faltarán, mi cámara siempre estará lista, y las pilas... no podemos permitir que se descarguen...