Conexión de genios: Tom Waits, Gavin Briars, y la Sangre de Cristo.


El cd “Jesus’ Blood” sobre un ejemplar detallado de imágenes de la Sábana Santa que traje de Turín en 2010, con motivo de una ostensión pública de la Síndone. Arriba a la izquierda algunas de las manchas de sangre que aún se conservan.
(c) foto Manolo.dj

         
     Viernes Santo. Vuelvo a la rutina de todos los años. En casa estos días de Semana Santa alternamos el descanso con la contemplación propia de nuestra forma de entender la Fe. Da igual que estemos en Granada o en la zona de costa visitando a los abuelos, hay tiempo para todo, y por la tarde no falta la asistencia a los oficios y las procesiones propias de estos días. Y en medio de este proceder, en algún momento del día, me hago aparte un rato y recupero la escucha de una obra musical extraordinaria, con dos autores de renombre, y que procede de una curiosa historia: Jesus´ Blood never failed me yet.
     De modo que, como de costumbre en este blog, no me salgo de los patrones clásicos centrados en temas culturales, a pesar de los tintes religiosos propios de esta obra y que viene como anillo al dedo en un día como hoy. Respetuoso con mis lectores a quienes jamás asaltaré con mis convicciones de fe (eso lo dejo para quien libremente quiera leer otros de mis blogs), también yo pido respeto, y os aseguro que la historia y la escucha de este tema os resultará interesante.
   
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REMONTÁNDONOS A 1993

     En aquellos días gloriosos escuchando música en casa de mi amigo Carlos, en medio de tanta novedad para mí con aquellas músicas poco o nada conocidas, creo que fue Juanje quien aportó un ejemplar en cd recién salido al mercado. Se trataba de un lp firmado por un tal Gavin Bryars, y que contaba con la colaboración de Tom Waits, a quien conocí meses antes y a quien ya tenía entre mis músicos favoritos. Pronto me contaron la historia de esta grabación, el origen del principal intérprete, y fue tal la conmoción, que desde hace ya tantos años esta obra  me viene acompañando especialmente en días como el de hoy. 



Con mis amigos del alma, como tantas otras veces…
(c) foto Manolo.dj

     La musicalidad de la orquestación que encontré en este cd era grandiosa y conmovedora, pero aún más el origen de todo este “experimento sonoro”, y me explico. Si hay algo que siempre me haya conmovido, desde luego la gente pobre está en el centro de ello: aquellos desechados por todos que soportan el desprecio de una sociedad fría, distante, que en el mejor de los casos se presta alguna ayuda de forma anónima y un tanto “aséptica”. A todos nos resulta más o menos fácil desprendernos de algún euro para darlo, pero nos cuesta horrores regalar una tierna mirada o brindar unas cálidas palabras. Precisamente en la obra que hoy os traigo se aúnan la belleza de la música, la ternura del desvalido que mira al Cielo… y la Sangre de Cristo que se derrama un día como hoy. Y todo arropado por alguien a quien se le da de maravilla interpretar el personaje de pobre callejero y borracho, y que presta su voz rota y ardiente en esta preciosa obra: Tom Waits.


Corazones pobres…
(c) foto Manolo.dj

      De un tipo curioso, solo puedes esperar que tenga amigos curiosos. Y así, el bueno de Tom Waits, hace algunos años se puso al servicio de Gavin Briars, y juntos abordaron esta curiosa grabación, que hoy os traigo. Sin embargo, el protagonista de hoy no es ninguno de ellos, sino un vagabundo desconocido que, un buen día, prestó su voz para un reportaje sobre los marginados del Londres del 71. Poco imaginaba este pobre anciano que una cancioncilla cantada con el espíritu de los bienaventurados iba a formar parte de una obra que catapultaría a Gavin Briars a un circuito de músicos selectos, en la archidesconicida jungla de la música orquestal minimalista. Y además con el broche de oro del bueno de Tom…


EL DESCUBRIMIENTO DE ESE SUSURRO, EL ORIGEN DE TODO

     En dicho 1971 (el mismo año en que yo nací), Alan Power, amigo de Gavin, realizaba un documental sobre los más desfavorecidos habitantes del barrio de Waterloo en Londres. Para el montaje final, pidió a Gavin que le echase una mano con las cintas de audio que había seleccionado a partir de distintas grabaciones, con objeto de ir montando una base sonora sobre las imágenes del barrio. Briars, que ya era un reconocido contrabajista que intentaba abrirse paso como compositor, ofreció su juventud y entusiasmo al proyecto, y una vez que acabó de ayudar al amigo Alan, decidió hacer una escucha de un cassette de “descartes” que supuestamente iba a utilizar de nuevo para realizar grabaciones; entre el diverso material grabado encontró que, junto a las entrevistas, muchos vagabundos (algunos en estadio de ebriedad innegable), arrancaban espontáneos a cantar fragmentos de canciones populares, tonadas, y alguna que otra balada famosa.
      Entre estas improvisadas cantatas, hubo una que le llamó la atención por la fragilidad de voz de quien la cantaba, así como por el contenido de la letra. La brindaba un anciano que, curiosamente, era de los pocos que no estaban bebidos. La cancioncilla, perfectamente entonada, tenía una letra simple pero conmovedora, especialmente al oírla en labios de alguien con una vida poco favorecida. Decía así: “Jesus ‘Blood never failed me yet ... there´s one thing I know, for He loves me so. (La sangre de Jesús nunca me ha fallado... es lo único que sé, por lo mucho que Él me ama)”
     Algo hizo que Gavin volviese a escuchar la estrofa, una y otra vez, y comenzase a darle vueltas a la cabeza. Técnicamente, estaba entonada a la perfección, exactamente en la misma entonación que su piano, lo que descubrió al sentarse delante del instrumento para intentar componer algún acompañamiento. Además de esa afinación estándar que no es ni mucho menos fácil de encontrar “por casualidad”, Gavin se dio cuenta de que la canción terminaba en una nota que pedía continuación, lo cual favorecía la creación de un bucle repitiendo la misma canción (que además era muy corta, sólo trece compases). Entonces se propuso reproducir la canción continuamente a modo de fondo, para, sobre este material, ir añadiendo una composicón instrumental que ya rondaba su cabeza.
     Para intentar esta proeza con los medios técnicos de la época, se dirigió a la Universidad de Leycester, donde trabajaba, y consiguió la manera de reproducir contuamente el fragmento y grabar con la sucesión continua otra cinta magnetofónica que, en aquel tiempo, ofrecía un máximo de 25 minutos. Mientras dejaba las máquinas trabajando, se fue a tomar un café, pero dejó la puerta del estudio abierta y la esa melodía esperanzadora fue atrayendo a estudiantes y profesores que pululaban por los pasillos. Al regresar, Gavin se encontró con un ambiente de silencio donde algunos disimulaban su emoción y otros parecían absortos en la escucha de aquella tierna voz. El amigo Bryars comprendió que tenía algo grande entre manos, como él mismo ha contado al respecto: “Me quedé desconcertado hasta que me di cuenta de que la cinta seguía sonando y que habían sido superados por el canto del anciano. Esto me convenció del poder emotivo de la música y de las posibilidades que ofrece la adición de un acompañamiento orquestal sencillo, aunque en evolución gradual, que respete la nobleza y la fe sencilla del vagabundo. “




LA PRIMERA GRABACIÓN

     Con aquel soporte que repetía en bucle la canción durante 25 minutos, un emocionado Gavin compuso un acompañamiento musical que, respetando la voz del misterioso vagabundo, dejaba entrar suavemente un cuarteto de cuerda al que se van añadiendo otros instrumentos de viento. El tema se estrenó en 1972 en el Queen Elisabeth Hall de Londres, con una gran aceptación por parte del público, de modo que fue frecuente que en sucesivos conciertos Bryars dirigiese la composición dado el entusiasmo que provocaba en el público. Con el tiempo, finalmente la incluyó en una edición en vinilo editada por Obscure, la casa discográfica de Brian Eno, concretamente en el año 75. Este tema, junto con otro llamado “El hundimiento del Titanic”, fue de los más representativos del Gavin Bryars, y no era extraño que en programas especializados de radio donde la música minimalista e instrumental se abría paso, sonase de vez en cuando la voz del anciano orquestada de forma sublime.


TOM WAITS Y GAVIN BRYARS

     El mismo Tom Waits contó a Gavin Bryars que, estando sonando de fondo la radio en un cumpleaños de Kathleen, su mujer, cuando quedaron a solas en aquel salón lleno de globos y confeti, se deslizó entre las ondas el canto frágil y sublime de un desconocido anciano. La letra de aquel improvisado “gospel” y el acompañamiento musical en continua repetición hicieron mella en el amigo Tom, quien se deleitaba con aquella melodía al tiempo que sostenía en silencio la mano de su esposa…
     Con el tiempo se hizo con una copia del lp, pero estando de gira en Inglaterra en el año 1980, se dirigió a la discográfica de Gavin para pedir un ejemplar del que describió como su disco favorito, pues había extraviado el suyo y ya estaba descatalogado. Esto supuso el comienzo de una relación entre ambos que se fortaleció en el tiempo, especialmente en la gira del Black Rider, musical grabado por Waits y que contó con la participación de conocidos de Gavin.
     Posteriormente surgió la idea de grabar de nuevo “Jesus’ Blood”, añadiendo más instrumentación y Gavin pensó en proponerle a Tom la intervención en la parte final se la obra. Corría el año 92 y Gavin intentó por todos los medios localizar a Tom, aunque la respuesta se hizo esperar pues los teléfonos aparecían desconectados y Bryars tan solo podría dejar mensajes en el contestador a la espera de una repuesta; en el último intento, cuando Bryars ya había grabado las nuevas pistas orquestadas, y a punto de presentar a la compañía discográfica una versión nueva sin la voces añadidas, llegó la llamada de Tom pidiendo disculpas por el retraso y accediendo a la oferta, de modo que Gavin acabó organizando el viaje hasta llegar al estudio de grabación de Waits en California, donde se añadirían las nuevas pistas vocales sobre una base instrumental que Bryars llevaba consigo.

     Supongo que el amigo Gavin debió llevarse una buena sorpresa cuando llegó al estudio de grabación de Tom a mediodía en aquel enero del 93. Después de haber atravesado el Golden Gate en su coche de alquiler, la belleza de San Francisco quedaba atrás para adentrarse en aquellas interminables carreteras que acabarían desembocando en un paraje típico rural que desembocaba en un peculiar edificio que se parecía, más que nada, a una granja de pollos. Entiendo que tampoco le extrañaría demasiado si conocía medianamente bien a su anfitrión…





     Una vez allí, nuestro protagonista fue recibido por el escaso personal del emplazamiento a la espera de la llegada de Waits, el cual apareció por la tarde conduciendo un viejo auto donde le acompañaban sus dos hijos y Kathleen, embarazada del tercero. Todos volvían de una convención sobre el mundo del cómic en la costa. Una vez allí, consensuaron el procedimiento de grabación y al día siguiente Tom comenzó las sesiones de voz en una habitación denominada “Waiting Room” (imagino que por aquello de “Waits”).

     De aquel trabajo en común, una vez dado por concluido, salieron un par de acuerdos muy curiosos entre ambos, algo así como un pacto de caballeros: en primer lugar, se comprometieron a que ninguno de ellos llevaría ninguna interpretación en directo de este tema, salvo que ambos así lo acordaran con motivo de alguna actuación conjunta con fines solidarios; en segundo lugar (típica ocurrencia de Tom), si a algún idiota se le ocurría comercializar algún jodido vino llamado “Jesus´Blod” o algo por el estilo, nunca se le permitiría emplear ninguna banda sonora comercial que evocase esta obra… 

     El resultado de aquellas tomas fue luego procesado por Gavin utilizando una tercera parte del material grabado, el cual fue debidamente ensamblado y preparado para su lanzamiento en 1993 con el formato en cd mencionado. La publicación contiene como pista nº1 la misma versión de 25 minutos de 1975, pero nuevamente grabada. Las demás pistas ofrecen variaciones instrumentales restringiendo las cuerdas, añadiendo instrumentos de viento, o en el caso de las dos últimas, con el aporte de Tom Waits.

     A continuación os dejo un valiosísimo documento conteniendo una entrevista a ambos artistas donde nos hablan de esta curiosa colaboración:





EL MISTERIO DE LA VOZ DESCONOCIDA
     
     Vano fue el intento de Gavin Bryars, años después, de localizar al autor de la voz original. No pudo encontrar ninguna pista de su persona o paradero, pero fuese quien fuese, se puede extraer la conclusión de que muy posiblemente estuviese vinculado al mundo de la música, tal vez el típico coro parroquial, aunque también podría ser alguien con conocimientos musicales más extensos. La motivación de esto estriba en que la grabación encontrada por Bryars estaba cantada con afinación estándar, algo absolutamente inusual a menos que el protagonista tuviese lo que se llama “oído absoluto”, o amplia formación musical. Probablemente este pobre indigente murió sin tener la menor idea de lo que daría de sí su tonada, aunque, tiempo habrá tenido, de seguro, para contemplar tan bello desenlace desde el más allá…


Benny, a quien conocí hace años en las calles de Salobreña, bien podría haber encarnado este papel, 
pero bastante tenia con su propia historia, algún día la contaré…
(c) Manolo.dj




Comentarios

  1. Guauuu... qué fascinante. Tengo problemas con mi internet, no he podido bajar la canción todavía, pero la historia que cuentas acerca de la misma, me ha tenido pedado leyendo con fruición tu texto. Esto está buenísimo. Me comprometo a volver a escribir cuando pueda oir la composición

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    1. Por cierto, Tigrero estuvo de aniversario y para eso escribí dos entradas. Te voy a dejar acá la primera, porque la segunda está en un enlace en esta misma. Te espero por allá
      https://tigrero-literario.blogspot.com/2023/02/cuentos-de-una-bitacora-quinceanera-de.html

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    2. Acabo de oir la canción, de verdad que es conmovedora y a pesar de lo breve, llega al alma. Eso me anima a escribir también acerca de un estribillo breve para el domingo de Gloria. ATENTO

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    3. Querido Alí, sabía que esta historia te iba a gustar. No es fácil la escucha de esta obra, sobre todo en tiempos de poca paciencia en la que dedicamos poco a aquello que necesita de minutos sin prisas…. Me paso por tu blog. Gracias hermano!

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  2. Hola hermano, algo sabía de esta conexión pero muy por encima, nunca me metí tanto en la vida de estos artistas.
    Creo que es una canción a la que tendré muy en cuenta si en mi "Evangelio" llego al Nuevo Testamento.

    Abrazo gigante! Que andes bien!

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    1. Jajaja!!! Qué bueno tu Evangelio Frodo, no lo comento mucho porque el Antiguo Testamento es complejo, desde el punto de vista católico necesita de alguien bien formado para entenderlo bien, y por ahora no tengo tiempo para ahondar en ese conocimiento. En el Nuevo es diferente, también hay puntos que conviene abordar con la interpretación correcta que da la Iglesia católica, pero es mucho más sencillo de entender. Fuerte abrazo crack!!!!

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